La brutal devaluación llevada adelante por el Ejecutivo Nacional y la plena vigencia del DNU generó un impacto determinante en las condiciones de producción y comercialización de las economías regionales cooperativas y de la agricultura familiar. La red nacional de Alimentos Cooperativos se enfrenta con grandes desafíos para la sustentabilidad de las cooperativas productoras y para la capacidad de compra de los consumidores. Francisco Ortiz, de la comercializadora La Minga presenta a Ansol en la siguiente entrevista cómo nace este entramado productivo comercial, cuáles son las principales dificultades que atraviesa el sector productivo agrícola en La Rioja y sus perspectivas de sostenimiento en un escenario recesivo.
-¿Cuál es la característica productiva agrícola en la provincia de La Rioja?
La producción acá está basada en la producción primaria y el agregado de valor de la misma. La propuesta de la Federación Riojana de Cooperativas Autogestionadas (FERCOA) es buscar que el agregado de valor se realice en la mayor proporción posible en origen, dado que de esta manera se puedan generar otra serie de empleos en localidades muy pequeñas, algunas de menos de quinientos habitantes. Hay muy buena calidad de fruta debido a las condiciones agro climáticas de nuestra provincia. Tenemos compañeros y compañeras con mucha experiencia, una fruta muy dulce que es muy gustosa y una variedad de alternativas que permiten dar valor agregado.
Los productos que principalmente producimos tienen que ver, por ejemplo, con el agregado de valor de los diferentes tipos de aceituna en aceite de oliva. El de la uva, donde tenemos desde pasas de uva hasta vinos caseros. Miel. Algarroba. Frutas secas como pasas de higo, pasas de ciruela, pasas de durazno y diferente variedad de dulces: de durazno, de ciruela, de membrillo, de alcachofa, entre otros. Entonces el impacto que produce en el empleo el agregado de valor en estas pequeñas localidades es significativo, pero siempre estaba presente la limitante de cómo vender esta producción.
-¿De qué se trata la experiencia comercializadora La Minga?
La propuesta de La Minga se enmarca en el proceso de desarrollo del trabajo de FERCOA. Nosotros trabajamos procesos de fortalecimiento de sus organizaciones productivas. Trabajamos en la formalización de esos grupos de base, en la mejora de la capacidad productiva y en estos últimos años sobre la capacidad de comercialización de estos productos.
De esta manera, en el año 2019 empezamos con las primeras experiencias de comercialización conjunta, sobre todo articulando la logística desde las diferentes regiones en donde teníamos grupos de base para traerlo a la capital, que es donde se concentra el casi el 60 % de la población de la provincia y, por lo tanto, donde hay mayores y mejores posibilidades de comercializar nuestros productos.
Durante la pandemia empezamos a trabajar con la comercialización de productores hortícolas y frutícolas, de pequeños productores hortícolas y frutícolas que en ese momento tenían muchísimas dificultades para colocar su producto en el mercado y no se les permitía el tránsito libre. La propuesta fue el armado de bolsones, que a su vez generó una dinámica de ingresos también para los compañeros y compañeras que intervienen en el armado y en la distribución dentro de la ciudad de La Rioja.
En el año 2022, gracias a un proyecto Potenciar Trabajo y al Programa Mercado de Cercanías del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, pudimos constituir cinco puntos de venta comerciales en diferentes localidades de la provincia. En el norte abrimos locales en las localidades de Anillaco y Santa Vera Cruz, en el sur en la localidad de Chepes, y en el oeste en las localidades de Villa Unión y Vinchina.
De esta manera buscamos tener un intercambio, desde donde podamos redistribuir los diferentes productos de la provincia y a su vez, enviar a estos locales productos de organizaciones nacionales. Diversificar estos locales comerciales con productos propios de la agricultura familiar y de cooperativas, no solamente de la provincia, sino también nacionales, buscando un intercambio recíproco a su vez con estas organizaciones nacionales con las que articulamos
-Tomando referencia el objetivo inicial ¿En qué etapa se encuentra La Minga actualmente?
Estamos en un momento de crecimiento respecto a la complejidad que impone el poder organizar la salida de productos por regiones y a la vez, el ingreso de productos a esas mismas regiones, teniendo en cuenta que las distancias que existen aquí en la provincia son muy importantes teniendo en cuenta que tenemos producciones de relativamente bajos volúmenes de producción. Es por esto que tenemos producciones que se ven muy afectadas, sobre todo por el costo de los insumos que en todos los casos vienen de fuera de la provincia. Articular todos esos procesos tienen una complejidad muy grande y en la cual estamos trabajando permanentemente.
En este aspecto, buscamos constituir un equipo que pueda especializarse y ganar experiencia en cada una de las funciones que demanda un proceso como al que aspira alcanzar La Minga. Hemos trabajado mucho en la búsqueda de estabilizar una oferta de productos. También en la formalización, sobre todo de de nuestras unidades productivas, de manera de poder ampliar el acceso a los mercados. Es fundamental el rol de la Federación en los procesos de formación específica para los compañeros y compañeras involucrados tanto en la producción como en la comercialización.
La conformación de esta red nos permitió poder sintetizar un objetivo entre los diferentes grupos, que es justamente lo que permite agregar valor en origen y poder dimensionar cuáles son las posibilidades de generar trabajo genuino en territorios donde es muy complejo poder estabilizar un empleo que no sea por fuera del ámbito estatal o de alguna empresa minera o vinculada a servicios públicos.
-Siendo La Minga una experiencia en pleno desarrollo ¿Cómo afecta el contexto recesivo e inflacionario a la producción y comercialización?
Luego de la mega devaluación de diciembre, se alteró claramente nuestra planificación de trabajo en la que veníamos trabajando. Todavía estamos intentando dimensionar en términos cuantitativos las consecuencias, pero sí hay una baja significativa en la venta de nuestros productos que tiene que ver con dos situaciones.
La primera es que ante este tipo de recesiones, los consumidores en general tienden a asegurar los productos de la canasta básica, que no son los que nosotros producimos. Y la segunda, es que hubo sobre todo para nuestras regiones una baja en la afluencia de turismo. Ahí tenemos un indicador que es la localidad de Villa Unión, que se encuentra a 70 kilómetros del Parque Nacional Talampaya. Allí hubo una disminución del 80 % de la afluencia de turismo con respecto al año pasado.
La segunda es que, a la vez, hay un aumento muy grande en el costo de los insumos, tanto para los productores primarios como para las producciones que agregan valor. Tanto en lo que tiene que ver con la con la energía eléctrica como en el gas, que son dos servicios que se utilizan para la producción. Y a posterior, el aumento del combustible que afecta la función de construir la red comercializadora a partir de las grandes distancias que existen en la provincia. Todos estos factores, obviamente aumentan el costo y por lo tanto el precio del producto cuando entra en circulación comercial.
Entonces, el impacto que tiene tanto en la cadena de valor como en el precio final de góndola es significativo. De todas maneras es un aumento en el precio final que estamos tratando de amortiguar tanto como nos es posible.
-En este mismo sentido ¿Cómo afecta la crisis al proyecto en términos organizativos?
Nuestra Federación no tiene ningún beneficio de tipo empresarial, porque no busca el lucro. Entre los objetivos que buscamos, intentamos construir una estructura logística de comercialización que permita poder pagarle al productor un precio justo a partir de los costos de producción que tienen y sus expectativas de vida en el territorio. Entonces lo que estamos haciendo es disminuir los márgenes de sostenimiento de la estructura de la comercializadora.
Sin embargo, esta decisión también trae consecuencias. Si antes íbamos a una localidad todas las semanas, ahora vamos cada dos semanas. Por lo tanto, también cuesta mucho más cumplir con todas las demandas que tenemos. Estamos permanentemente en un proceso de reorganización de la estructura comercial de La Minga buscando alcanzar la mayor eficiencia posible.
La situación es preocupante, sobre todo en el corto plazo, porque pareciera que la profundidad del ajuste todavía no tocó su piso y esta violencia del ajuste, no permite un re acomodamiento en tan poco tiempo. El aumento del combustible o el aumento del costo de vida de los compañeros y compañeras que intervienen, no solamente en en la estructura de la comercializadora, sino en las unidades productivas está generando una inestabilidad muy fuerte en ese sentido. Si bien estamos muy atentos a lo que pase en cada uno de los lugares, hay situaciones que nos exceden a nosotros.
La realidad económica está forzando a resignificar el funcionamiento de La Minga fuertemente. Esto es un proceso que se enfrenta día a día, semana a semana. Obviamente que estamos en pleno contacto con nuestras unidades productivas, también estamos en contacto y hay una una visión de solidaridad nacional de las organizaciones con las que estamos en relación como Alimentos Cooperativos, MeCoPo, FECOTRA, el Movimiento Campesino de Córdoba. Son todas organizaciones con las que nos articulamos mutuamente. La Rioja es una provincia económicamente poco desarrollada, y por lo tanto, este tipo de relaciones impactan rápidamente.
Fuente: Ansol