Al norte de La Rioja, ubicado a 1.700 metros de altura y con la cordillera de los Andes como vigía, se erige el pueblo Santa Vera Cruz, un enclave de calles de tierra habitado por 120 personas que, en sus inicios, se llamó Cuchiyaco.
Allí, hace 10 años, nació la cooperativa de producción agroecológica y comercialización que lleva, a manera de homenaje, el mismo nombre. El objetivo fue generar un «empleo digno, local y autogestionado», producir alimentos saludables y utilizar «todos los beneficios que da la tierra».
Clara Larisgoitia, tesorera y socia fundadora, cuenta que la primera asamblea se hizo en 2014 en la casa de unos amigos. «Yo soy oriunda de Buenos Aires, pero, al igual que muchos de los compañeros que están en la coope, nos mudamos a este lugar por elección en diferentes momentos de la vida». Eran alrededor de 11 personas las que, en el 2009, llegaron a Vera Cruz. «Hay un núcleo familiar y de amigos y cuando nos instalamos había un sentido de comunidad y un trabajo colectivo ya desde el vamos. Nos acompañamos en la construcción de la casa con jornadas tipo minga o, si alguien tenía tierra y finca, cosechábamos todos juntos», relata Clara.